Después del terremoto en Haití una avalancha de solidaridad cayó sobre
el pequeño país caribeño desde todo el mundo. Los gobiernos y la gente
se movilizaron para hacer llegar ayuda humana y toneladas de productos
de primera necesidad. Sin embargo, cuando todavía no ha pasado ni una
semana desde la tragedia, Haití está colapsado y la gente se hacina en
campos de refugiados improvisados esperando la llegada de esa ayuda que
está perdida por el camino mientras se protegen de la violencia que
empieza a crecer por momentos. ¿Quién va a mantener ahora el orden?
Como empieza a ser patente
la autoridad no existe en Haití: el gobierno se reduce a una comisaría
en la que se encuentra el presidente René Preval que no es capaz de
hacer llegar su autoridad a ningún sitio porque como él mismo dice: "ni
siquiera tiene cobertura en su celular", las pandas de delincuentes
han salido de las cárceles derruidas, han quemado sus expedientes
delictivos en el Ministerio de Justicia destrozado por el terremoto y
han vuelto a campar a sus anchas por las calles del barrio de Ciudad del
Sol, uno de los más peligrosos de la capital haitiana, tratando de
hacerse con el control y la autoridad que han quedado desiertas.
La
pregunta inevitable es: ¿quién manda aquí? La ayuda sigue llegando pero
no hay quien la distribuya, ni hay quien controle su distribución, ni
quien dé seguridad a los cooperantes que siguen llegando. Deberían ser
las fuerzas de la ONU, pero ni siquiera están siendo capaces de proteger
a los médicos que trabajan en los hospitales. Por si eso fuera poco ya hay quien se queja
porque la ayuda que están prestando los EEUU no es tan humanitaria como
pareciera y lo que están trasladando es maquinaria bélica quizá para
aprovechar la situación y tomar posiciones de privilegio en una zona
estratégica para ese país. No hay que olvidar que un control efectivo de
los norteamericanos de la zona oeste de la Española serviría para hacer
una tenaza al régimen cubano.
Lo que me pregunto ahora es qué
está haciendo la ONU. En los últimos años, con Bush y su corte de
neocons al frente de la Casa Blanca, se ha tratado de apartar de la
política internacional a la organización de países con la "disculpa" de
que se trataba de hacer frente al terrorismo internacional, asunto
"personal" de los EEUU en Irak y Afganistán. Su papel se ha debilitado
enormemente con el monopolio de poder norteamericano desde el final de
la Guerra Fría y hoy se está notando más que nunca. La ONU no está
reaccionando en Haití y EEUU parece estar tomando la iniciativa. Si el
gabinete de Obama continua con una política que representa claramente al
anterior gobierno del que pretende ser una alternativa ¿cuál será ahora
el argumento que dará a la opinión pública internacional para
justificar sus actitudes?
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